María Adán Ciudad Rodrigo

María Adán Ciudad Rodrigo

María Adán Ciudad Rodrigo

Muerte de don Sancho Pérez y reto de su viuda doña María Adán

Dice así Mateo Hernández Vegas en su libro “Ciudad Rodrigo. La catedral y la ciudad. Tomo I”:

Por los años en que Alfonso XI visitaba Ciudad Rodrigo, o pocos antes, ocurría el primer famoso duelo entre Garci-López y Pachecos. El hecho, despojado de adornos y accesorios, es el siguiente: con motivo de la elección de cargos concejiles, un caballero mirobrigense, don Sancho Pérez, fue muerto con malas artes, o por lo menos, en circunstancias poco nobles, por otros cinco caballeros, también mirobrigenses, del linaje de los Garci-López.

Su viuda, doña María Adán, señora de Cerralbo, vistióse de jerga, ciñó su cintura con cinco vueltas de áspera soga, por ser cinco los matadores de su esposo, y, no teniendo en su familia quién la vengase, mandó publicar por toda la comarca un bando, en el que ofrecía en matrimonio su única hija, Inés Pérez, juntamente con toda su hacienda, al caballero que la hiciese vengada de sus enemigos.

A la demanda salió un caballero portugués llamado Esteban Pacheco, el cual retó públicamente a los cinco Garci-López, y obtenida licencia de los jueces, peleó en el campo señalado, que era el Prado de San Francisco (1), con los dos que se presentaron, venciéndolos sucesivamente.

Pasado el plazo sin que acudieran los tres restantes, por haber quedado heridos, dicen, en la refriega en que don Sancho Pérez perdió la vida, fue declarado vencedor, recibiendo con la mano de doña Inés la villa de Cerralbo y toda la hacienda de la madre, no sin que ésta le obligara antes a jurar que sustentaría siempre el reto contra los Garci-López.

La orgullosa dama, considerándose solo en parte vengada, quitó dos vueltas de la soga con que se ceñía, pero conservó las otras tres durante su vida; no volvió a comer pan a manteles ni a peinarse el cabello, ni a vestir otra cosa que tosca jerga.

En esta forma se conserva todavía en el arruinado monasterio de la Caridad, donde mandó enterrarse, la lápida sepulcral con su efigie, aunque separada del sepulcro.

Doña María Adán, cuya existencia ha sido puesta en duda por algunos, es un personaje rigurosamente histórico, de lo cual tenemos en Ciudad Rodrigo pruebas irrecusables.

Sin contar la constante tradición local, argumento no despreciable, tenemos primeramente la mencionada piedra sepulcral, de cuyo primitivo destino, traslados y estado actual habla largamente la crónica del convento; tenemos el nombre de Maridama (corrupción de María Adán) que se dio siempre a la viña de la Caridad, que, en efecto, como veremos, perteneció a dicha señora, y por ella fue donada al convento.

Y, sobre todo, como prueba inconcusa, tenemos la partida de defunción, que nos ha conservado el Becerro de la Caridad, que, a su vez, la copia de los Obituarios antiguos del convento: a 27 de junio dice: Obiit Maria Adam, familiaris hujus Ecclae, pro cujus Anima Anniversarium facere debemus, et habere duos áureos in pitancia, pro illa vinea, quam nobis donavit in valle Charitatis.

Los obtuarios no precisan el año, pero el cronista deduce de los papeles del convento que fue entre 1334 y 1344, es decir, no muchos años después del trágico suceso.

Tampoco puede dudarse que la noble dama fue protagonista de aventuras caballellerescas, como la que hemos referido, o de otras análogas. Además de la tradición local, que podrá confundir fechas o desfigurar sucesos, pero no inventarlos, tenemos como prueba la rara y extraña forma en que la heroína se representa en la citada lápida sepulcral.

En cambio, es un error decir que don Sancho Pérez y doña María Adán eran señores de Cerralbo, pues el señorío de esta villa no se concedió hasta los tiempos de Enrique II. Serían dueños o propietarios. También es problemático el nombre de Inés, dado a la hija de este matrimonio, y hay motivos fundados para creer que la han confundido con otra Inés Pérez, de fecha muy posterior.

A propósito de esto, no dejaremos de notar que, entrando por la puerta del Perdón, entre esta y la capilla del Sagrario, hay en el muro dos lápidas correspondientes a dos sepulcros del suelo, que dicen respectivamente: AQVI YACE DON SACHO PEREZ PADRE DE GVIOMAR SANCHEZ y AQVI YACE GVIOMAR SANCHEZ HIJA DE DON SANCHO PEREZ. Pudiera sospecharse que se trataba del caballero muerto en la pendencia, y de su hija, si el escudo de don Sancho no llevara, entre otros atributos, las cinco llaves, prueba evidente de que era del linaje de los Garci-López de Chaves, y posterior, como veremos, a estos sucesos.

El Esteban Pacheco, héroe del drama, no puede ser, por las razones apuntadas, el Esteban Pacheco, primer señor de Cerralbo, pues, además de impedirlo la cronología, éste no casó con la hija de doña María Adán, sino con doña Juana, de la casa de los Rodríguez de la Varillas, de Salamanca. El héroe es el Stephanus dictus Pacheco del documento del archivo, portugués de nacimiento, pero que residía en Ciudad Rodrigo, o por lo menos, había residido en 1314.

(1) Estaba a la derecha del camino que va del Caño del Moro a San Francisco, frente al camino que sale hoy al valle de San Martín. En aquel sitio hubo una cruz de piedra que se colocó para memoria del famoso duelo, la cual mandó restaurar en el siglo XVI don Rodrigo Pacheco, primer Marqués de Cerralbo.

Ver también: “Recuerdos históricos de Ciudad Rodrigo o Leyendas Tradicionales Mirobrigenses” por don Lope Domenech y Bustamante

Información sobre los Pacheco: “Los Pacheco de Ciudad Rodrigo. De los orígenes al marquesado” de Ángel Bernal Estévez. Estudios Mirobrigenses V

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María Adán, Ciudad Rodrigo
María Adán
Monasterio de la Caridad
Monasterio de la Caridad, claustro
Escudo de los Pacheco de Ciudad Rodrigo
Escudo de los Pacheco